Bucarest, es conocida también como la antigua París del Este, una fascinante ciudad en la que confluyen la influencias de distintas culturas desde las occidentales hasta las eslavas, bizantinas y orientales.
Situada a orillas de un afluente del río Danubio, Bucarest está rodeada de montañas y hermosos paisajes además de contar con una población hospitalaria que hace honor a su nombre que significa literalmente "Ciudad Feliz", algo que el turista podrá comprobar con solo caminar sus calles y conocer cada uno de sus enigmáticos rincones.
Esta ciudad fundada en 1459 al construirse el Palacio de verano de la realeza rumana fue creciendo y desarrollándose de manera exponencial, de ahí que solía llamársela la París del Este por sus grandes edificios y avenidas. Sin embargo, durante la Segunda Guerra Mundial fue duramente castigada y tras esos acontecimiento la dictadura instaurada por Nicolae Ceausescu destruyó infinidad de iglesias y edificios antiguos suplantándolos por construcciones al más puro estilo comunista.
Entre las bellezas naturales que el viajero podrá disfrutar en Bucarest se destacan los lagos Floreasca, el Tei y el lago de Colentina, todos ellos cursos naturales de agua que brindan belleza a la ciudad, además del lago artificial Cismigiu con hermosos jardines diseñados en 1847.
Llegar a Bucarest por avión es sencillo teniendo en cuenta que posee dos aeropuertos internacionales el de Henri Coanda, el más importante del país situado a solo 16 kilómetros de la ciudad y el de Aurel Vlaicu, siendo posible tomar un autobús desde cualquiera de estos puntos para llegar a la ciudad en aproximadamente una hora.
También puede llegarse a Bucarest por tren a pesar que el viaje es un poco largo, pero la ciudad cuenta con cinco estaciones a las que puede arribarse siendo la más importante la de Gare de Nord que enlaza con las principales ciudades del país y de las demás las ciudades europeas.
Alojarse en Bucarest también es sencillo sobre todo teniendo en cuenta que la industria hotelera se ha desarrollado de forma importante gracias a sus magníficos ofertas de baños termales y balnearios como también sus centros de esquí.
Aún subsisten grandes hoteles de la época comunista Bucarest pero han surgido modernos edificios y establecimiento pintorescos como cabañas de montaña.
Ideal para recorrer la ciudad es utilizar el transporte público, considerado el tercero de Europa tanto por su extensión como desarrollo ya que cuenta con autobuses, tranvías, trolebuses, metro y trenes que permiten conocer la ciudad y sus alrededores de punta a punta.
Pero Bucarest también es una hermosa ciudad para recorrerla caminando, descubriendo sus bulevares, grandes avenidas, además de hermosas plazas, acogedores cafés y amplias terrazas donde detenerse y admirarla desde una perspectiva diferente.
Entre los espacios de arte e historia es recomendable visitar el Museo Dimitri Gusti y el Museo de la Aldea, compuesto por un conjunto de edificios que fueron retirados de sus lugares originales y reconstruidos en el Parque Herastrau, cerca del Arco del Triunfo, un museo imperdible ya que aquí se exponen los estilos arquitectónicos de todas las regiones de Rumania.
Entre los templos más importantes para visitar se encuentran la Iglesia Kretzules cuconstruida en el siglo XVIII, de exterior sobrio y sumamente despojado con un interior de gran belleza, mientras que la Iglesia Stavropoleos se destaca por sus muros decorados y puertas labradas y la Iglesia Ortodoxa Griega, construida en el año 1879, es similar en su construcción a un templo griego clásico con varias columnas y capiteles.
