Rodeada de un entorno natural maravilloso, compuesto por el mar Mediterráneo, colinas y los famosos acantilados de Calanques, Marsella, la ciudad más antigua de Francia no solo cuenta con un maravilloso enclave sino también con infinidad de propuestas turísticas que prometen a quienes la visitan una estancia inolvidable.
Marsella fue en el pasado uno de los puertos de mayor influencia para los romanos y a través del tiempo fue evolucionando transformándose en un punto comercial destacado gracias a la industria local que hizo famoso el “Savon de Marseille”.
Puerto de paso de los barcos que navegan por el Mediterráneo y puerta de entrada a África transformaron a Marsella en una ciudad donde conviven diversas culturas que a lo largo del tiempo le aportaron la riqueza histórica y arquitectónica que aún hoy conserva.
De clima templado durante todo el año Marsella entre sus bellezas naturales se destacan sus magníficas playas y espacios verdes como el Parc Borély que alberga el jardín botánico, además de lagos y hasta un castillo.
Una visita casi obligada para los amantes del fútbol el Museo de l'OM ofrece un amplio recorrido por toda la historia del equipo local el Olympique Marseillaise, mientras que muy cerca del Ayuntamiento de la ciudad se encuentra el Museo du Vieux Marseille que funciona en un edificio del siglo XVI con magníficas colecciones de objetos de la vida en Marsella entre los siglos XVII y XIX.
Pero, el corazón de Marsella se encuentra en el Vieux Port (Puerto Viejo) donde es posible admirar el Fuerte de San Nicolás y el de St. Jean, mientras que como edificios famosos se destacan el teatro La Criee construido a comienzos del siglo XX.
Un antiguo ferry fabricado en madera cruza el puerto y llega a quai du Port, donde puede visitarse el viejo Hotel de Ville construido en el siglo XVII para continuar el recorrido hacia la famosa iglesia Notre Dame de la Garde de estilo romanesco y bizantino este monumento religioso se encuentra en el punto más alto de la ciudad, desde donde se obtienen magníficas vistas de Marsella y de la bahía.
En la zona más antigua de la ciudad se destaca un conjunto de edificios construido en el siglo XVII y donde hoy funciona un centro de arte que incluye el Museo Arqueológico Mediterráneo y el Museo de Arte Africano, Oceánico y Amerindio, además de varias galerías de arte, un restaurante, una librería y también una cafetería, lugar ideal para descansar antes de seguir el recorrido.
Por último, una visita a la Abadía de San Victor uno de los monumentos famosos en Marsella, construida en el siglo V sobre la tumba de San Victor, un martir romano, este edificio fue atacado varias veces en los primeros siglos de vida hasta que fue fortificada en el siglo XIV.
Historia, playas, tradiciones y un entorno natural maravilloso hacen de Marsella un interesante destino turístico que debe incluirse entre las ciudades a visitar durante un viaje a Francia.
