París se distingue por sus monumentales palacios y entre ellos el Palais Royal es uno de los conjunto de mayor belleza que el visitante puede apreciar en la ciudad, no solo por el edificio en si mismo sino por sus jardines, galerías y hasta un teatro.
Situado al norte del Museo del Louvre, originalmente llevó el nombre de Palais-Cardinal ya que en la época fue construido por orden del Cardenal Richelieu.
La residencia habitual de los reyes de Francia siempre fue el Palacio del Louvre, pero en 1624 el famoso Richelieu decidió oredenar la construcción de una residencia propia y la misma fue construido sobre los restos del antiguo Hotel Ramboullet, una obra que se llevó a cabo bajo las órdenes del arquitecto Jacques Lemercier quien concluyó tan magnífica obra de arte en 1629.
Destacado por su gran belleza todo el palacio se encuentra rodeado de jardines y sus techos fueron decorado por el gran artista Phillippe Champaigne y al terminar el tiempo de Richelieu la mansión fue la residencia de grandes personajes de la historia de Francia tales como Ana de Hasburgo y el cardenal Mazarino, además de Luís XIV quien comenzó a llamar este lugar como Palais Royal.
Felipe de Orleáns fue quien ordenó instalar allí las galerías que se encuentran bajo varios arcos destinadas a albergar comercios ya que deseaba sacar una renta explotando esa área del palacio, incluso para atraer más público hizo construir un teatro que con el tiempo se convirtió en el lugar elegido para el encuentro ciudadano.
Fue allí también donde Desmoulins comenzaría a exaltar a las masas para el comienzo de la Revolución, siendo en 1848 cuando precisamente una oleada revolucionaria asaltó el palacio y le causó grandes daños que posteriormente fueron reparados y hoy puede verse tal y como quedó después de esa trágica época.
El Palacio Royal es hoy la sede del Consejo de Estado y también del Consejo Constitucional y del Ministerio de Cultura de allí que no es posible visitar su interior, pero si está permitido ingresar a los jardines y recorrer todo el exterior del edificio o darse una vuelta por las antiguas galerías que siguen hoy albergando tiendas de moda.
Un paseo por los jardines permite no solo admirar la belleza del lugar sino también disfrutar de un momento de relax y admirar las hermosas estatuas y esculturas modernas que forman parte de la decoración exterior