Aquellos que han visitado Roma seguramente han hecho una visita a las famosas Catacumbas de Calixto, pero ese nos es el único lugar donde un mundo subterráneo inquietante sorprende a los viajeros ya que París tiene su versión francesa de este fenómeno de enterramiento que fuera común en otra época de la historia del mundo.
Les Carrieres, (las canteras) fue en realidad construido por los romanos con el único objetivo de extraer piedra caliza, algo que se extendió hasta el siglo XVIII, sin embargo siglos después la ciudad de París, ante un grave problema en el sector de la salud pública llegó al límite de capacidad en el cementerio de los Inocentes, ubicado en el barrio de Les Halles, con el agravante de la aparición de epidemias por el exceso de cadáveres.
Un problema de esta magnitud llevó al entonces Jefe de Policía y al Inspector de Canteras a realizar un acuerdo para trasladar paulatinamente a la antigua mina romana, una cierta cantidad de cadáveres tanto del cementerio céntrico de la ciudad como de otros más alejados.
Fue así que durante casi dos años coches fúnebres atravesaron las calles parisinas siempre en un horario nocturno para evitar un espectáculo tan abrumador a la luz del día.
Los trabajos quedaron totalmente terminados recién a fines del siglo XIX y según los arqueólogos que han investigado sobre el tema de las catacumbas concluyeron que aproximadamente reposan allí los huesos de seis millones de personas, una cantidad que puede parecer enorme pero es necesario tener en cuenta que las Catacumbas de París abarcan unos trescientos kilómetros de galerías.
Sin embargo, solo existe una zona habilitada al público que abarca un kilómetro y medio, con acceso por la Plaza Denfert Rocheferau y después de bajar más de cien escalones y pasar por delante de un cartel que advierte Arrete, c’est ici l’empire des morts (Detente, éste es el imperio de los muertos).
Un mundo insólito se abre así para aquellos visitantes que no son demasiado impresionables que podrán ver paredes recubiertas de osamentas colocadas de forma prolija y con placas que indican bajo que calle se encuentra el visitante a medida que hace el recorrido.
Toda la visita que es realizada en compañía de guías tiene una duración aproximada de una hora y no se permite salirse del grupo ni del recorrido preestablecido ya que es fácil perderse en los túneles.
Quienes decidan visitar las Catacumbas de París podrán hacerlo siempre y cuando no se haya cubierto el cupo de doscientas personar por cada recorrido que comienza a las 10.00 y se prolonga la apertura hasta las 17.00 horas cuando se cierra el último pase.